viernes, noviembre 30, 2012

Tragedia de un hombre común.

Golpeo el teclado con la frente
para concentrar las ganas
de recortar una ventana al mundo
en este cubículo inmundo.

El sistema me mantiene guardado
editando estupideces
diseñando, fuera del diseño
deseando, peligrosamente
y más que nada.

Omitieron las entradas de luz,
por aquí y no es casual ya que sabemos
-de otro modo-,
podríamos imaginarnos
de otro modo.

Qué pasó conmigo,
que era un hombre libre,
y ahora me abandono
a un affaire de SRL
nueve horas diarias
e insisto ¡que abandono!

en lugar de pergeñar
la Mise-en-place de nuestra alcoba
para colocarte en mis posibilidades
con una manzana en la boca.

Tiendo a proponerme
Dispararles y huir disparado
a chorear el primer banco que pase
con un tema de Alcides de fondo y al palo.

así opera en mí
la obsoleta intención
de esta gente a colocarme
tan al margen de la acción, al costado de mi mismo.

Justo a mí, que amanezco en la dicha de tu vientre
que promete libertad y cada día
es un gran día
hasta que me hundo en el cubículo
Perfidia!
que incita al desacato, a la perdida de estribos
masacre en Texas de oficina y cuantas madres

me digo en loop paciencia pepo
paciencia la ciencia de estar quieto
deseando y no teniendo,
mientras tanto
un forrito se presenta a reprocharte
no tomarte nada en serio y desear
no jugar a las muñecas con tu vida
no querer ser buen recurso, no hacer caso
no atender a la consigna, no ir al paso.

que tragedia que injusticia que pavada.