martes, junio 19, 2007



La luna se escurre por su ojo
oscuridad repta debajo de la puerta.
Una mano pequeña trepa sobre su hombro
y se acomoda
para ver los acantilados.

El velo de novia cae
en caracol
despliega tristeza
guardada en cajones.
La misma pregunta duerme
bajo el polvo
un relieve de mármol
asoma a la superficie.

Recuerdo perder
la compostura
en el lecho enredado
de tibiezas
que ahora describo
con palabras.

Esa silueta
recortada de penumbra
aguarda.
Su paciencia
guarda la forma
de anillos de humo.
Alivia la espera
con la misma certidumbre
que incita a los cuervos
a sus vuelos en círculos.