martes, octubre 18, 2011




El problema de lo abstracto.
////////////////////////////7

Cada mañana despertarse
en la seguridad absoluta
de lo que hay que hacer
es garantía de problemas.

La certeza de que
las prioridades están
mal;
de que el orden del día
sigue ahí, agazapado,
a la orden del día;
de qué el reloj
y el gato de la fortuna
maneki neko
y el tic tac del grifo
goteando perdiendo,
yéndose, al fondo
se alían para conspirar
en tu contra y la mía.

Gracias a Dios
(o muy a su pesar)
tengo un ancla psíquica
cuya arquitectura
la voy jodiendo
-o mejorando-
con palabras

Pero la aguja que uso
para sofilar sentido
apenas existe

como ocurre con el resto
de las cosas
si uno no anda cerca
desaparecen
como pasa con las cosas malas
si uno no las poda
embellecen

Por qué no puedo
nombrar a los tiempos
a mi favor?
y tan incorrectamente
-como en Galilea-
hacer de este odio
el más puro amor

mientras habite en mí
como una enfermedad incurable
peligrosa
infecciosa
esta tendencia despiadada
a la belleza
-bendito en el paso del tiempo-
la extraña obligación
de hacer lo mejor posible
con tan poco,
parece tan injusta y ajena
inducida y dedicada
tan desperdiciada tan carente
tan poco vehemente
tan sin alienación
que resulta
el sitio ideal
para desaparecer
entre sentidos.

-en contacto estrecho;
y fuera de alcance-.