jueves, noviembre 17, 2005



Desperté en el segundo descanso de esa espalda
Casi a la altura de la casa de Afrodita.
Un estanque, de nuevas preguntas
es lo más pintoresco del paisaje

Junté algunas palabras, para mi esquivas
y detrás de ellas nos despojamos
de todo el ruido; los olores
que nos son ajenos.

Así la providencia nos trajo otras palabras
Tambien usadas, también mezquinas;
para obsequiarnos y obsequiar
algo más que lo formal
a los demás.

-Que coso abyecto este tío- oí que pensabas.

Pero también yo pensé, eras demasiada
demasiada junta, demasiado izquierda
demasiado mía
demasiada parque Rivadavia en la mañana.

Ahora, bajo la vista
a la línea pasada de peligro de beso
y les pido, honesto elegante
No envíen gente así a este patio de araucarias
demasiado demasiadas
y yo tan desconfiado

Aquí, ya me basta con la luz de las nueve
y ese fresco matutino
que eriza las ganas
soplando en mi oído de puta.