miércoles, octubre 26, 2011



La verdad, escaleras abajo
hace temblar la pinotea del piso
con su dieta de corazones rotos
sus anteojos de lejos, su tercer ojo
y orgullo de elite extinta, de cariño cojo.

La mentira con sus piernas hermosas
su cuartel de bomberos piromaníacos
sus enaguas mojadas de adolecente en celo
en oferta para todos por siempre, tan sexy
líquida, en polvo, en cristales, de humo.

Con flores en la camisa, el malabarista
sueña en su suerte húmeda
querer que quiere y cree, contrariado
Juntado, listo y puesto a un lado
diciendo enigmas, cayendo parado.

Del agujero de su pecho se desbarrancan
los ramos de flores de las novias muertas
las sedas, las fresas, los tules, las puertas
mirando al amor hundirse a lo lejos
y aún apostando y dejando el pellejo.

Que lluevan, que lluevan,
jazmines en tu puerta, que el viento sagrado
los mueva, los meta en tu cueva, los pueda
subir al balcón de la luna, en ayunas
de besos, sudor salado y redención alguna;

Ensayo unos vuelos en circulo
Misterio, perdón, o purga de amor.
anillos de humo, martingalas y floreos.
Dibujo una rayuela hasta tu cielo y me pregunto
Y si el olimpo te señala y no hay regreso?

Entornan el portón y del hechizo quedo preso
el antojo se quiebra, como si fuera un hueso
no hay boca dulce para perder el aliento,
ni olor descifrable flotando en el viento
ni piel ni sosiego ni falta ni acierto.