jueves, julio 21, 2011

Diferencias Irreconciliables.

El tipo sin bilis.
El sujeto que no se desnuda.
Un hombre sin libido en la biblioteca de babel.
Todos señalan a ese pobre ciego
Algunos llegaron sólo para mencionarlo,
y perecer

La señora dice: soy la señora.
La puta, en el umbral escarlata
no dice nada.

El ciego conspira con su pluma de tonner.
Pobre anciano
desde el rincón, penumbras lo visten
porque se sospecha en pelotas.

Él sospecha de todo
Y todo deja ruido blanco, en el fondo.
El gran arquitecto sabe,
proclama, anuncia
-todo pende de un hilo-

Viaja con la estática,
Negando descubrimientos,
y de vez en cuando
(se come un mono ignorante peronista)
con todo y cabito.

Un Marlon Brando en las matemáticas.
Miguel Ángel de las Olimpiadas,
Al Pacino flautista de jamelin
Buda vendedor de helados.

En la playa caminan hombres sin alma
ni espíritu ni cuerpo azul, ni nada que se parezca.
Este es su mundo.
Una profecía en sanscrito,
grabada detrás de un reloj.

Su cara tallada de rictus de burlas
a la humanidad
Su valioso aporte de humor cifrado
inalcanzable.
El hombre más solo del mundo;
la soledad que marchita a Maria Kodama,
la mujer más hermosa del mundo.
Caba su pozo de angustia infinita
por el Cosmos,
Y orada nuestros corazones.
Maldito viejo ciego.

En las cuevas de Altamira,
hubo alguien
no tan primitivo, un testigo.
Alguien estaba, antes que lleguemos.

El viejo se pudre en sus huesos
y no puede dejar de jactarse
golpea su bastón para abrir agujeros
negros en la antimateria.

Solo con la pizca
de la idea del secreto
de ese algo,
que deberías saber y no.
Solo con eso,
tiene paño que enrostrar.

La partícula de Dios,
siempre le dio risa.
El antiguo Egipto
y los sirios, y los persas,
también.

Se ríe por dentro, en convulsiones,
Juzga en silencio.
Te caga la cabeza.
No tiene perdón de Diós.

Un enorme enorme reloj
El tiempo tiene profeta de arena
La playa come gente que no lee.
la verdad real, verdadera, cierta, veraz
de arena.
En la tabla periódica hay un poema en clave
dedicado a él
por el universo.